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viernes, 3 de octubre de 2014

Sólstafir - "Ótta"

Post-rock/Rock ambiental

Hay bandas cuya principal influencia es el sitio del que proceden y Sòlstafir siendo naturales de Islandia hacen que su música nos transmita muchas sensaciones que podrían evocar a parajes helados desoladores, grandes espacios abiertos donde predomina la soledad o incluso una amenaza latente proveniente de esta naturaleza que esperando al despertar podría despertar su furia en el momento menos esperado.

Su anterior álbum, Svartir Sandar, ya alejaba a la banda de su primera época blacker y se abría a sonidos más ambientales que se acercaban al rock de corte más ambiental jugueteando con la psicodelia. Un álbum doble enorme, por su duración y por sus intenciones, exprimiendo a la banda al máximo en todo lo que era capaz de hacer. Y digo "era" porque Sólstafir en este su nuevo álbum, vuelve a evolucionar y vuelve demostrar de nuevo toda su magia, parecida pero distinta a la vez.

Ótta es más ambiental, con mucha más presencia de teclados y pianos que se encargan de que cada nota que compone cada melodía nos transporte a su tierra natal y a pesar de que canten en islandés, su música nos llegue al alma. Los violines y otros instrumentos de cuerda también ayudan a que esa sensación de melancolía se acrecente más en este disco. Ya desde Làgnaetti se aprecia que la banda opta por un rock de carácter ambiental más marcado, con un principio que sirve hacernos una idea de por donde irán los tiros en este disco. Las guitarras suenan en esta canción más dedicadas a aportar texturas que en ayudar al ritmo o la melodía. Mención aparte es el piano que suena cerca del final, con una profundidad y fuerzas enormes.

Òtta, tema homónimo, es también un ejemplo claro del sonido y concepto del álbum con un banjo que se encarga de repetir una melodía mientras todo lo demás cambia a su alrededor, con una parte a mitad de canción totalmente atmosférica y hasta experimental. Los coros a las voces del final van ganando en intensidad hasta que se nos muestran desgarradores.

Guitarras también hay, aunque en unas primeras escuchas no destaquen tanto, pero son buenísimas, sin perder ese componente ambiental pero dejando melodías para el recuerdo. Quizás un poco más cañero se muestre el quinto tema, precisamente por las guitarras y por las voces donde hay algún grito. 

Creo que como pasaba en Svartir Sandar, el instrumento más perjudicado es una vez más la batería, demasiado en segundo plano, carente de potencia, que bien es cierto que no sea necesario que sea muy potente pero es que quizás con un poco más de pegada el álbum hubiera ganado en espectacularidad. 

Siguiendo con las canciones que más me han gustado está Nón y esa melodía de guitarras que sorprende y que además me han recordado a Anathema. Náttmal ya para cerrar, la más lenta del disco, sin guitarras y donde el piano lleva el peso de la composición nos deja un discazo en su conjunto, de esos para ser escuchado en su totalidad donde todo tiene más sentido escuchado en su totalidad.

-Lo mejor: Ese sentimiento de desolación.
-Lo peor: La batería suena tapada por los demás instrumentos.

NOTA: 9

Tracklist:

1. Lágnaetti (08:44)
2. Ótta (09:38)
3. Rismál (04:24)
4. Dagmál (05:39)
5. Miodegi (04:18)
6. Nón (07:47)
7. Mioafftann (05:39)
8. Náttmál (11:15)



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